Mi soledad inventa tus pechos,
al brillo de la luna llena.
Sin mascaras me presento de rodillas ante tus senos.
tus pétalos se abren ante mi boca sedienta.
Y el secreto del néctar de la continuidad de la vida,
fluye como en un moevuis.
Una dinámica de la energia, una forma de las artes
y todo lo que habita en la carencia y el suspicaz deseo de la eternidad en un instante.
Mis manos como en un fino instrumento interpretan en tu piel,
la sonata del deseo, y ardemos herejes de los mandatos.
Por que no importa nada,
solo la luna es testigo,
Aumenta esta pasión y pliego esta expresión en estos versos.
Ni vestigios quedaran de este brilloso momento.
ALEJANDRO ESTEBAN GATELL
lunes, 9 de enero de 2012
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